Escribir no es sano. Joyce Carol Oates

«La escritura es un campo repleto de tensión. Cualquier actividad artística lo es. En ciertos aspectos no resulta, creo, psicológicamente saludable. Es perturbador y turbulento."

jueves, 25 de marzo de 2010

Explosiva de principios marzo

Bella Vista, explosivo marzo del 2010

Queridas/os compañeras/os de investigación:

Lamentablemente, investigar en este país es un privilegio de pocos; perdón, de muy pocos. Nosotros estamos recorriendo este camino y cómo verán además de ser un privilegio de pocos no es nada fácil: requiere, en primer lugar, haber aprovechado la oportunidad (haberla visto) y, luego, mucha dedicación, esfuerzo, voluntad y, sobre todo, avidez de conocimiento. En lo particular, llegar hasta aquí me costó -entre otras tantas cuestiones- una gran cantidad de horas de estudio/trabajo; la mayoría sin renta alguna y, se podría decir, sin un verdadero reconocimiento de la labor emprendida.

Acá estoy, entonces, con mi larga e inacabada historia de ad-honorem -y no tanto-, tratando de construir un equipo de investigación que trabaje -según sus intereses particulares- por el bien de todos. Sí, además pretendo que el espacio de apropiación (y re-) del conocimiento sea lo más abierto posible (me encantaría pensarlo sin límite alguno), un espacio en el cual se construya una mirada cultural solidaria. Pero, ojo, el espacio no existe aún; el equipo se está conformando, está naciendo con sus pequeñas y útiles intervenciones; recién comenzamos a parecer un colectivo, a pensar como tal (muy pocas veces pero son); es claro, cierto, hay una mediación un poco más sostenida -que es parte de una “prueba” también: sigo pensando que debemos encontrar maneras menos verticalistas para trabajar juntos, para enseñar aprendiendo o, mejor dicho, aprender enseñando.

En fin, les escribo porque, en definitiva, sueño que es posible crecer con ustedes, sueño también que este camino de investigación-acción puede empujar otros diversos carros para que de alguna manera la igualdad sea igualdad. Sueño, sí, pero al mismo tiempo le pongo el cuerpo. Hoy, entonces, con este cuerpo brindado a todos para trayectar, quiero preguntarles nuevamente cuánto de sus cuerpos van a poner ustedes para que este proyecto camine.

(-Espero sus respuestas.)

Cariños.
Ignacio


(- “¡Oígame compay! No deje el camino por coger la vereda.” Compay Segundo)

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